Petardazo. Imposible taparlo. Fuente Ymbro este año no está. No pudo ser la novillada de Abril, tampoco la primera corrida de San Isidro que si se ha salvado, ha sido por un cuarto toro con movilidad pero descastado, como toda la corrida. Tarde marcada también por dos sobreros de Chamaco que hicieron primero y quinto bis. Una limpieza de corrales que va haciendo hueco en el Batán para que lleguen por fin otros animales y encastes ahora que tenemos un novillo sobrero de Sánchez-Cobaleda.
Duodécima de abono, tercera de feria. Toros de Fuente Ymbro muy parejos pero todos descastados. El primero se descoordinó y fue devuelto. El quinto devuelto por inválido. Sobreros de chamaco muy bien presentados, cinqueños, uno reservón y a menos, otro a mejor pero bronco. La terna: Miguel Ángel Perera –manzana y oro, horrendo–, Paco Ureña –tabaco y oro– y Ginés Marín –grana y oro–.
Perera tuvo el lote más irregular pero de más opciones. Fantasmón, el primer sobrero de Chamaco, un toro castaño cornalón y bajito, salió emplazado y acusando la querencia. Faltó quien le echase arrestos y le quitase el rocío, como también ocurrió con el quinto. Humillaba pero no terminó de entregarse, reservón y rebrincado, repetía sólo si le dejaban la muleta puesta. Perera nunca hizo por el toro, medroso y con una colocación terrible. Le pudo sacar cuatro pases limpios pero ninguno brillante. Estocada trasera y cuatro descabellos. Dos avisos cuando cayó el toro. El cuarto fue otra mona como el también cuarto de Victoriano del Río. Cero en varas, nobletón y repetidor al principio, con mucha movilidad, fue poco a poco claudicando y parándose. Perera estuvo muy por encima del toro, poderoso y exprimiendo sobradamente al toro. Le bajó la mano, le apretó por abajo en las salidas y se hizo con el noble toro. Pinchazo arriba, media estocada caída, entera muy trasera y un descabello tras aviso. Si mata el toro la gente le pide las dos orejas, siendo de una nada más. Silencio y saludos desde el tercio.
Ureña tuvo el lote encastado de la corrida. Con el segundo titular, toro repetidor y codicioso pero que se vino abajo, Ureña se puso y sacó por el izquierdo alguno de gran calidad en las dos primeras tandas. Después el toro fue parándose y, aunque valiente, Ureña no supo hacerle más. Media estocada arriba y casi entera arriba. El quinto: Rompeola, de Chamaco. Un toro largo, hondo, bajo y negro, muy bien armado y engatillado. Lo que se llama un tacazo. Emplazado, muy mal lidiado y muy mal picado, desarrolló en la muleta una embestida rebrincada y bronca pero entregada, repitiendo cuando se le bajaba la mano y se le dejaba la muleta puesta. Ureña, como toda su cuadrilla, no llegó a entender al toro y le dió todo lo contrario a lo que pedía: faena encimista, sin ligar ni mandar al toro. Se le fue. Tres
pinchazos arriba, estocada entera caída y dos descabellos tras aviso. Silencio y silencio.
Ginés Marín en su línea en los dos toros. El tercero fue un toro parado con el que meterse entre los pitones, pero Marín no lo aprovechó y perdió la oportunidad de cuajarle una faena con algo de interés. Pinchazo arriba y estocada entera en el rinconcito de Ordóñez. El sexto fue otra cosa, encastadito pero a menos, volviéndose protestón, rebrincado pero igualmente repetidor. Marín estuvo más firme con este, más asentado y sin provaturas, le sacó por el pitón derecho algunos pases de emoción, pero la faena se vino abajo y no tuvo nada más interesante. Estocada entera, estoconazo. Silencio y vuelta al ruedo dada muy de motu proprio. En cuanto concierne a las cuadrillas hoy merece destacar a Juan Melgar que, para variar, ayer picó muy bien al segundo toro: puyazos, aunque en la cruz, puestos haciendo la suerte en sus tiempos y medidos sin barrenar. Lo que debería ser lo habitual por desgracia es lo anecdótico. Los banderilleros estuvieron bien también: Vicente Herrera, Víctor del Pozo y Joselito Rus. La mota negra la puso el padre del tercero en discordia: Guillermo Marín, que le organizó un desaguisado al tercer toro en varas que es para llevárselo al calabozo. Algo más de tres cuartos de entrada.
Petardazo de los antológicos. Una tarde aburrida, pesada, lenta y por si fuera poco: muy larga. Aunque salimos con la confianza de saber que algún picador hay todavía que se acuerda de hacer bien la suerte, por desgracia no compensa una mala tarde de toros. En caza, decimos cuando hay que bajar las poblaciones de hembras de una especie que hacemos descaste de hembras. Igual Ricardo Gallardo debía plantearse descastar unas cuantas hembras y sementales que, visto lo visto, igual le sobran.
~ R. A. M. M.