“Considero Illumbe una de mis plazas a nivel sentimental, ha nacido y crecido conmigo”. Esta frase de Pablo Hermoso de Mendoza resume su relación con el coso, el público y la ciudad. Una relación que viene de atrás, antes de su debut el 12 de agosto de 1998. En los primeros carnavales donostiarras, con la democracia recién estrenada, el entonces jinete navarro galopó en la playa de la Concha y participó en las carreras de cuadrigas.
Más tarde, ya como rejoneador debutó en la plaza de toros de Tolosa, y desde el año de la inauguración de Illumbe, ya convertido en la mayor figura del toreo a caballo, sólo ha faltado en una ocasión a su cita con la Semana Grande, aunque también participó en alguna de aquellas corridas de primavera que durante años se celebraron en nuestra plaza. Es sin duda el torero que más veces ha salido en hombros e incontable el número de trofeos obtenido, siendo incluso el único rejoneador que ganó una Concha de Oro.
Si de alguna ciudad y de su público tendría que despedirse don Hermoso de Mendoza, recuperamos aquí con el mayor merecimiento el tratamiento que hasta los años setenta tenían los caballeros rejoneadores en los carteles, es el de Illumbe para que todos los que le hemos ovacionado tantas veces hagamos el día de su despedida. Y no solo van a ser aplausos los que hagan vibrar a los tendidos, sino que la Casa Chopera quiere que el momento sea único. Será el Orfeón Donostiarra quien le acompañe con la solmenidad requerida.
Lo comenta Manuel Martínez Azcárate: ” Vamos a tener una despedida muy emotiva. Setenta componentes del Orfeón con la banda Ciudad de Irún van a cantar el Agur Jaunak. Todavía no tenemos claro en que momento será, si al romperse el paseíllo, al finalizar su segundo toro… También queremos expresar nuestro mayor agradecimiento a Antxon Elosegui, presidente del Orfeón que ha hecho posible que uno de los mayores activos culturales de la ciudad participe en el homenaje”.