La monumental de San Marcos es una plaza exigente. Y allí debutaba con picadores para América Bruno Martínez. Lo hacía junto a dos mejicanos, de Txascala y de la misma Aguascalientes, ante el hierro de Torrecilla.
Existen orejitas, orejas y orejazas. Pues bien, Jesús Sosa en su primero cortó una oreja muy protestada por el público, que a la postre le permitiría abrir la puerta grande. Recibió a porta gayola, hizo un quite por caleserinas y mató de tendida al mejor novillo de la tarde, cuya nobleza pedía mucho más.
Por el contrario, la petición para Bruno Martínez fue unánime y clamorosa. No es extraño, pues realizó una buena faena a Lalito, un tío de 412 kilos;lo que antes se anunciaba novillo-toro. Lo meció por
verónicas que cerró con media, quitó por chicuelinas con revolera y con la misma cerró airoso ante el caballo. Las series por ambos pitones,ligadas, con cadencia y gusto, las culminó con pases de pecho de
cartel.»Muleta de seda» en palabras de los locutores mejicanos. El estoconazo fue perfecto en preparación, ejecución,colocación y efecto. Oreja de peso, que si el baremo presidencial hubiera sido el del primer utrero, serían dos.
En el segundo, la buena estocada con voltereta de Tomás Alejandro le había servido para dar una vuelta al ruedo.
Sosa recibió al cuarto de nuevo con larga cambiada de rodillas ante toriles, que resultó atropellada, y ahora sí estuvo mejor con la muleta. Hasta la bola y oreja pedida por el respetable.
Tomás Alejandro quita por saltilleras y anda voluntarioso. Un espadazo le permite saludar desde el tercio.
Anochecía y molestaba el viento cuando salió el sexto de Bruno. Más parado que sus hermanos, a este, a la postre único no aplaudido en el arrastre, lo entendió Bruno y le marcó muy bien tiempos y distancias.
Eso permitió al navarro ligar derechazos con pases de trinchera y de la firma, naturales, pases de pecho de cabeza a rabo, y los olés tronaban imponiéndose a la música. Los locutores, ignorando que era su primera con caballos, comentaban el acervaao que debía llevar Bruno para torear tan bien. La faena fue larga para exprimir al animal, al que llevaba tiempo sacar su tardo buen fondo Y bien se tiró, más los toros tienen hueso y repitió pinchazos. Luego el descabello (suerte que los novilleros, desde la prohibición de entrenar en los mataderos apenas pueden practicar) y el largo tiempo ante los pitones, llevó a los dos avisos.
Sin embargo, el debutante y forastero había brindado dos importantes faenas y un estoconazo que el aficionado sabe valorar. ¡Menudo torero lleva dentro Bruno Martínez!
Jesús Javier Corpas Mauleón

