El Club Taurino Logroñés organizó una bonita jornada campera en la finca Río Bravo, de la familia Lumbreras, guardiana de una estirpe ganadera con historia.
Abrió la mañana el matador navarro Francisco Expósito, frente a una erala que pidió temperamento y cabeza fría. Expósito, fiel a su estilo, la entendió desde el primer cite: temple y torería en los terrenos de
chiqueros donde la vaca quiso refugiarse. Fue una faena medida y sincera. A su lado, el novillero pamplonés Pablo Hernández, quien llevó la vaca al caballo con precisión y demostró que tiene hambre de torear y buen concepto.
El siguiente turno fue para el novillero oscense Jorge Mallén, que se enfrento a otra de Lumbreras aun más encastada y con mayor transmisión. Mallén mostró serenidad y hondura, templando con firmeza y ligazón por ambos pitones.
El becerrista riojano Javier Caldito cerró el tentadero con una ilusión desbordante. Su juventud no le impidió mostrase firme y asentado. Evidenció desparpajo, actitud y buenas maneras, dejando grata impresión entre los presentes. Hay en él chispa y entrega.
Después, una capea para los aficionados prácticos junto la posterior comida de hermandad pusieron el broche a un precioso día de amistad y pasión por el toreo.
Jesús Javier Corpas Mauleón



