El mundo del toreo despide hoy a una de sus figuras más singulares y carismáticas: Manolo Lozano, quien falleció a los 94 años. Nacido en Alameda de la Sagra (Toledo) en 1930, Lozano fue mucho más que un torero: fue empresario, apoderado, bohemio y un conversador inagotable, considerado el “verso suelto” de la histórica saga de los Lozano
Aunque su carrera como matador fue breve y anecdótica —tomó la alternativa en 1970 en Tánger, plaza que él mismo gestionaba, y se retiró ese mismo día tras cortar cuatro orejas y un rabo—, su legado en los despachos y en la gestión taurina fue inmenso. Apoderó a figuras como El Juli, Morante de la Puebla, Ortega Cano y Roberto Domínguez, entre muchos otros
Manolo Lozano fue también un pionero en la internacionalización de la tauromaquia, con una destacada labor empresarial tanto en España como en América. Su estilo libre, su pasión por el arte del toreo y su capacidad para descubrir y formar talentos lo convirtieron en una figura irrepetible.
Desde el mundo taurino y cultural, se multiplican las muestras de cariño y reconocimiento hacia quien fue, sin duda, uno de los grandes nombres de la historia reciente del toreo.
Descanse en paz, Manolo Lozano.