Fue un 23 de enero de 1928, cuando, en Madrid, un toro se escapó mientras era conducido al matadero.
El toro fue sembrando el pánico por varias calles, hiriendo a unas cuantas personas y entró en la Gran Vía, frente al Casino Militar.
En ese punto se encontraba el torero Diego Mezquiarán “El Fortuna” paseando con su esposa y al ver la escena, se despojó de su abrigo utilizándolo de capote para sujetar al toro.
El torero se negó a que mataran al morlaco con una pistola y le trajeron de su domicilio un estoque con el cual embebiendo al toro recibió una estocada, hiriéndolo para luego descabellarlo.