La noche del 21 de noviembre no será una más en el calendario taurino del Táchira. Por primera vez en la historia de la Feria Internacional de San Sebastián, los carteles que anuncian la Fiesta Brava no se revelarán en una plaza ni en un salón de hotel, sino en el corazón intelectual de la ciudad: el Ateneo del Táchira-Salón de Lectura.
Allí, donde por décadas resonaron las voces de poetas, actores, filósofos y pensadores andinos, se escuchará el eco de otro lenguaje: el del toreo. Será un acto de comunión entre dos mundos que parecían distantes —la bravura del ruedo y la quietud de los libros— pero que comparten una misma raíz: la búsqueda de lo trascendente.
La empresa Fiesta Brava, con el respaldo de la Gobernación del Estado Táchira, Fedecámaras, la Cámara de Turismo y la Plaza de Toros Compañía Anónima, entre otros, ha decidido que este año la presentación de carteles sea más que un anuncio: sea un rito. Y el cartel que lo anuncia, lo confirma. Un toro de mirada firme emerge entre rosas rojas, con el Salón de Lectura como telón de fondo. Belleza y bravura. Cultura y rito.
Pero no sólo el escenario será histórico. También lo será el elenco. La feria 2026 contará con figuras que representan distintas escuelas del toreo contemporáneo. El venezolano Jesús Enrique Colombo, convertido ya en estandarte nacional, encabezará los carteles con la madurez de quien ha conquistado plazas europeas. Lo acompañará David de Miranda, revelación de la Maestranza de Sevilla, que debutará en San Cristóbal con el aura de los elegidos. Emilio de Justo, torero de temple y técnica, regresa tras una campaña de respeto. Y David Fandila “El Fandi”, ídolo de multitudes, volverá a la Monumental «Hugo Domingo Molina» con su estilo vibrante y su dominio de los tres tercios. A ellos se suma Marco Pérez, joven promesa recientemente alternativado en España, que hará su presentación como matador en suelo venezolano, la novillera Olga Casado, Manuel Escribano, Antonio Suárez también forman parte de esa importante baraja de coletas.
La cita será a las 7:00 PM. Pero el verdadero reloj que marcará la noche será el de la memoria. Porque cuando el Ateneo se convierta en ruedo simbólico, y los nombres de los toreros se pronuncien entre columnas centenarias, no solo se estará anunciando una feria. Se estará escribiendo un capítulo nuevo en la historia taurina del Táchira. Uno donde la Fiesta Brava se reconoce como arte, como cultura, como palabra.
Y quizás, cuando el último aplauso resuene en el Salón de Lectura, alguien recuerde que el toreo, como la literatura, también es una forma de decir lo que no se puede decir.
Carlos Alexis Rivera

