“Suspiros de España” es uno de los pasodobles más emblemáticos de la música española. Fue compuesto en 1902 por Antonio Álvarez Alonso, un músico jienense afincado en Cartagena, donde desarrolló gran parte de su carrera artística. La pieza nació en un contexto cultural vibrante, en el que los cafés y tertulias cartageneras eran centros de creación musical. Según la tradición, Álvarez Alonso presentó la melodía en una velada del Café La Palma Valenciana, y el nombre surgió al observar una confitería llamada “España” que vendía dulces denominados “suspiros”.
El estreno oficial tuvo lugar durante la festividad del Corpus Christi de 1902, interpretado por la Banda del Tercer Regimiento de Infantería de Marina en la Plaza de San Sebastián de Cartagena. Lamentablemente, el compositor falleció en 1903, sin llegar a disfrutar del éxito que alcanzaría su obra.
El pasodoble, originalmente concebido como marcha ligera para desfiles militares, evolucionó a pieza de concierto y baile popular a finales del siglo XIX. “Suspiros de España” pronto se convirtió en una referencia del género, junto a otros clásicos como “La Gracia de Dios” y “El Abanico”.
En 1938, durante la Guerra Civil, se añadió letra por José Antonio Álvarez Cantos, sobrino del compositor, para la película homónima protagonizada por Estrellita Castro. Desde entonces, ha sido interpretado por grandes voces como Concha Piquer, Rocío Jurado, Plácido Domingo y Lola Flores, consolidándose como una obra que trasciende generaciones.
Más allá de su belleza musical, “Suspiros de España” adquirió un profundo significado emocional. Durante el exilio republicano y la emigración económica del siglo XX, se convirtió en símbolo de la añoranza por la tierra natal, llegando a ser emitido por la emisora clandestina “Radio Pirenaica” como evocación del país perdido. Hoy, sigue siendo un referente en ceremonias, festejos y espectáculos taurinos, y fue incluso parte de la inauguración de los Juegos Mediterráneos de Almería en 2005.
Más de un siglo después, “Suspiros de España” no es solo un pasodoble: es patrimonio cultural, una melodía que resume la esencia de la música española y el sentimiento de quienes, lejos de su tierra, suspiran por volver.

