El mundo del toreo está de luto. Este jueves ha fallecido en su ciudad natal, Jerez de la Frontera, el maestro Rafael de Paula, a los 85 años de edad. Considerado uno de los toreros más singulares y carismáticos del siglo XX, su muerte marca el final de una época dorada del arte taurino.
Nacido el 11 de febrero de 1940, Rafael de Paula fue mucho más que un torero: fue un artista del toreo. Su estilo, marcado por una profunda inspiración flamenca, una estética inconfundible y una sensibilidad única, lo convirtieron en un referente para varias generaciones de aficionados y profesionales del toreo.
Tomó la alternativa en Barcelona el 18 de abril de 1960, de manos de Gregorio Sánchez y con Manolo Vázquez como testigo. Desde entonces, su carrera estuvo marcada por momentos de gloria y también por largos silencios, en los que su figura se volvió aún más mítica.
Rafael de Paula fue un torero de culto. Su forma de interpretar el toreo, pausada, profunda y cargada de sentimiento, le valió la admiración de artistas, intelectuales y aficionados. Fue inspiración para poetas, pintores y cineastas, y su nombre siempre estuvo ligado a la pureza y la verdad del toreo.
En 1998 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, un reconocimiento que subrayó su aportación al arte y la cultura española más allá de los ruedos.
Con su partida, se va uno de los últimos grandes exponentes del toreo clásico y artístico. Las muestras de cariño y respeto no han tardado en llegar desde todos los rincones del mundo taurino, que hoy despide a un hombre que hizo del toreo una forma de expresión poética.
Descanse en paz, maestro Rafael de Paula.

